domingo, 24 de julio de 2011

El Ballet en Venezuela

El ballet es un género de la danza clásica que expresa sentimientos  de diversa índole: Dramatismo, romanticismo, alegría, tristeza, entre otros.
Se puede decir que la formación dancística en Venezuela está más vinculada a la cultura artística que a la cultura pedagógica, sin pretender quitarle valor a la labor realizada por los pioneros de la danza en nuestro país, entre ellos: Stefi Sthal, Nena Coronil y posteriormente Vicente Nebrada, Nina Novak, Lidija Franklin, Irma Contreras, Sandra Rodríguez, entre otros.
En Caracas se creó en 1997 el Instituto Universitario de Danza, IUDANZA, ente tutelado del estado venezolano, el cual ofrece licenciaturas en el área de docencia en danza clásica y en Interpretación de Danza Contemporánea.
Los participantes reciben una formación que les permite desarrollar su vida profesional como bailarines, integrándose al mundo de la danza, del arte escénico y de las nuevas tendencias del arte contemporáneo.
No obstante el esfuerzo que realizan reconocidos  maestros en el país, el ballet en Venezuela no ha sido valorado en su justa dimensión, tampoco ha recibido el apoyo gubernamental  requerido para su desarrollo y se mantiene cierto tabú, fundamentalmente en el sexo masculino, el cual ha puesto en duda la virilidad del ejecutante;  razón por la cual cada día ingresan menos varones a los procesos formativos. 
En función de la afirmación  anterior, se entrevistó al bailarín venezolano Rolando Troconis, ex bailarín del Teresa Carreño y  solista actual del Ballet de Atlanta, quien expresó que “efectivamente en el país hay pocas oportunidades de crecimiento en el ámbito balletístico, situación que se agudiza en el caso de los varones por lo que en la mayoría de los casos se hace necesario traer bailarines de otros países, generalmente de Cuba, Brasil y Colombia”.
En el caso de las mujeres, cuando tienen talento y reciben la formación necesaria, generalmente  se van al exterior, donde son más  valoradas y las perspectivas de vida en función de la carrera son atractivas desde el punto de vista económico y profesional; tal es el caso de las primeras bailarinas Marifé Jiménez, Ballet de Florida, María Alejandra Tosta, Ballet Nacional de Suiza, Susana Riazuelo, ópera de Berlín, Mary Carmen Catoya, Miami City Ballet y más recientemente Francesca Dugarte  con apenas 17 años en la Scala de Milán.
Es preciso señalar que no obstante la crítica situación antes señalada, existen en Venezuela grupos de ballets muy prestigiosos Entre ellos: Ballet Teresa Carreño, Ballet Contemporáneo de Caracas , Ballet Nuevo Mundo y Danza Hoy.
Los maestros y bailarines aúnan esfuerzos para que el arte del ballet sea reconocido en el país como una disciplina artística y profesional de gran importancia por lo que esperan el aporte  de organizaciones tanto públicas como privadas, así como la participación de la sociedad en reconocimiento al talento venezolano y su pujanza creadora.